Todo empezó cuando el profe Pedro nos mandó hacer una receta como deberes de lengua. A mí me ilusionó el tema y me propuse hacer galletas, pero ya que no tenía ninguna receta escrita, le propuse a mi hermano crear una receta juntos para ver cómo se nos daba la repostería. Bueno, intenté hacer las dos cosas a la vez pero, de vez en cuando, tuve que cambiar la receta; además como mi hermano no quería ayudarme, lo hice sola y me costó mucho escribir rápidamente a la vez que intentaba seguir la receta y cocinarla (yo sola).
Mi hermano no paraba de venir para ver cómo estaba haciendo las galletas. Él me decía que cocinar y escribir a la vez era muy difícil y que me iba a acabar rindiendo; yo le decía que si no lo intentaba no lo sabríamos y que... ¡ si solo venía para darme desánimos que se fuera !